Para doblar la ropa. Sin que importe quien vive y quien muere, sigo siendo una mujer.
Siempre tengo muchas cosas que hacer.
Pongo juntas las mangas de su camisa.
Nada puede detener nuestra ternura.
Volveré al poema. Volveré a ser una mujer.
Pero por ahora hay una camisa, una gigantesca camisa en mis manos
y en alguna parte, una niña pequeña, de pie junto a su madre, observando, para aprender cómo se hace
Tess Gallagher
Pequeño ojo de agua que devuelve mi imagen
“Siempre tengo muchas cosas que hacer”
Una mujer debe abandonar el poema y no puede escribir porque una escoba le ocupa las manos o porque tiene la oreja puesta, sin ganas, pero atenta a las historias repetidas, cargadas de opresión, de sus patronas.
Los poemas nacen, como florcitas vivaces, bajo el sol de la mañana, y se marchitan con el correr del día, se pierden entre tanta absurda cotidianeidad.
“Volveré al poema. Volveré a ser una mujer” y es allí en donde se encuentra, la mujer de la limpieza, a solas, con sus deseos cargados de palabras y busca las formas, en medio del cansancio, sin pensar que mañana volverán a marchitarse tantas imágenes, tantas ganas. Palabras y palabras volarán hacia ningún lugar, se perderán, no serán mas que tontas ideas de una mujer que está evadiendo sus tareas.
Deberían haberle enseñado, a la niña, con fervor, a escribir poemas.
Gal. Marzo 2006
Dejo de escribir el poema
sábado, marzo 11, 2006
Publicadas por Gal a la/s 9:46 a. m. 1 comentarios
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