Dice el Tata Atahualpa:
“La baguala, el paisaje de la baguala, la noche de la baguala es todo un universo cósmico.
Le pasa por alado suyo un hombre gritando la baguala y su voz es áspera, a lo mejor viene medio vencido, medio torcido en el apero, ud no lo verá como una expresión estética pero déle distancia que tenga cien metros más y ud verá como la baguala se le hace flecha enseguida.
Hay una serie de leyendas historias y cuentos sobre bagualas, sobre lo que se llaman en el norte arribeñas, son canciones de arriba.
Como decía mi tío, antiguantemente, se decía que el hombre canta y el canto va delante del hombre, como alivianándole el camino, señalándole el camino. El hombre va cuesta arriba a sus diligencias, a su destino, a su vida, a su trabajo en su paisaje anda y llega un momento en que se acaba el camino, se llega al tope de la sierra, se acaba el camino y entonces el grito se congela por el frío, el grito queda congelado, helado en las alturas, en la cima, en la cumbre y los antiguos, porque ellos no dicen indios sino “los antiguos”, decían que las cumbres no son cumbres, eso que la gente llama cumbre no es más que una infinita cantidad de gritos petrificados gritos de los hombres que han pasado hacia las salinas, hacia la cacería de llamas, hacia otros países o bajaban a los cañaverales hacia el destino del trabajo y del esfuerzo o del olvido o del silencio o del gran silencio.
Que las cumbres no son nada más que gritos petrificados, vea ud estos analfabetos que concepción tenían de la baguala y nosotros presumimos con la baguala porque sabemos tres coplas, cuatro coplas.
Siempre tocaban lentamente la baguala por eso una de las coplas dice:
Tengo prisa y no me apuro
Parece que no la tengo
Apurau que va despacio
Le camina el pensamiento”
Atahualpa dice:
“que la copla es comprendida en todo el mundo, más allá del idioma, porque es una verdad cultural y lo que es verdad, es”
Este es un reportaje a Atahualpa Yupanqui, “el tata”, que encontré por los caminos de la búsqueda. Disculpen que no cite la fuente, en verdad la desconozco.
Me detuve en lo bello de sus palabras, en la calidez con que este maestro explica el significado de una melodía que me hace cosquillas en el corazón.
Sin haber nacido en el norte, sin haber visitado los hermosos cerros, mi alma parece conocer esas tierras, mi memoria guarda una luz, que no es la que pinta este cielo del litoral.
Ando siempre cantando bagualas, silbando melodías de arriba, pensando en el vientre de la pacha mama. Así voy a mis tareas, pensando en ese cielo de Jujuy, en la niña Yolanda, en el panadero Riera. Soñando con los colores de la puna, con el olor de la albahaca, con la simple belleza que hombres y mujeres pintan con sus voces y sus manos trabajadoras.
Cuando Atahualpa dice, que la copla se comprende en todo el mundo, encuentro la razón por la que, sin demasiados argumentos, mis ojos se humedecen y mi alma se ve acariciada por las voces de “los antiguos” hijos del sol y de la tierra, hermanos míos.
La historia que nos cruza nos tejió un cuerpo sensible, que vibra ante esta absoluta verdad de pertenecer al mismo suelo, tal vez estemos todos hechos de la misma fibra, hilos cruzados en el telar de la sangre, hilos de estrellas y voces, que nos acunaran por siempre.
Dice el Tata
miércoles, marzo 22, 2006
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Dejo de escribir el poema
sábado, marzo 11, 2006
Para doblar la ropa. Sin que importe quien vive y quien muere, sigo siendo una mujer.
Siempre tengo muchas cosas que hacer.
Pongo juntas las mangas de su camisa.
Nada puede detener nuestra ternura.
Volveré al poema. Volveré a ser una mujer.
Pero por ahora hay una camisa, una gigantesca camisa en mis manos
y en alguna parte, una niña pequeña, de pie junto a su madre, observando, para aprender cómo se hace
Tess Gallagher
Pequeño ojo de agua que devuelve mi imagen
“Siempre tengo muchas cosas que hacer”
Una mujer debe abandonar el poema y no puede escribir porque una escoba le ocupa las manos o porque tiene la oreja puesta, sin ganas, pero atenta a las historias repetidas, cargadas de opresión, de sus patronas.
Los poemas nacen, como florcitas vivaces, bajo el sol de la mañana, y se marchitan con el correr del día, se pierden entre tanta absurda cotidianeidad.
“Volveré al poema. Volveré a ser una mujer” y es allí en donde se encuentra, la mujer de la limpieza, a solas, con sus deseos cargados de palabras y busca las formas, en medio del cansancio, sin pensar que mañana volverán a marchitarse tantas imágenes, tantas ganas. Palabras y palabras volarán hacia ningún lugar, se perderán, no serán mas que tontas ideas de una mujer que está evadiendo sus tareas.
Deberían haberle enseñado, a la niña, con fervor, a escribir poemas.
Gal. Marzo 2006
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Manifiesto
jueves, marzo 09, 2006
Yo me resisto,
en la calle de los ahorcados,
a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa,
de asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre,
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda,
palabra pálida y mortal
y ojos con límites.
Yo me resisto,
entre las muelas del fracaso,
a cumplir la ley de cansarme,
de resignarme,
de sentarme en lo fofo del mundo
mortecina de una espada lánguida,
esperando el marasmo.
Yo me resisto,
acosada por silbatos atroces,
a la fatalidad
de encerrarme y perder la llave
o de arrojarme al pozo.
Con toda la médula
levanto, llevo, soy el miedo enorme,
y avanzo,
sin causa,
cantando entre ausentes.
Amelia Biagioni.
Sin saber cómo un día llega "el poema", a decirme lo que tenía que oir.
Llega por cualquier camino, destinado a abrirme los ojos a despertarme del letargo.
Llega la voz desde otra mujer, de una mujer que no conocí, ni podré conocer, más que por sus poemas.Pero ella llegó hasta mi, sin saber que existo, me vistió con ropas de otros colores.
Ella pintó sobre mi lengua la palabra nueva para que yo pueda comenzar a hablar.
Gal marzo 2006.
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